Renting con opción a compra y sin opción a compra: Diferencias
El renting con opción a compra es una de las opciones más elegidas entre los compradores, ya que te permite disfrurar de la flexibilidad y las ventajas de mantenimiento y reparación del coche, con las ventajas de compra a largo plazo de un leasing. Hay dos tipos que difieren entre ellos, y que incluso también se diferencian del leasing. ¡Quédate para saber cuáles son sus características, condiciones y ventajas de cada uno!
Renting con opción a compra: características
El renting con opción a compra es un tipo de financiación de coches muy demando. Entre las características principales de su contrato se encuentran el pago de cuotas mensuales que cubren una serie de gastos asociados: uso, mantenimiento, reparación y sustitución. Estas cuotas son inferiores a las de una financiación convencional, ya que no están asociadas a su titularidad, sino a su uso.
Una vez termines el contrato, tienes la opción de comprarlo definitivamente, consiguiendo esa titularidad. Pero para ello, necesitan pagar la cuota residual, que suele ser entre un 20% y un 30% del precio total del vehículo. Este valor es la diferencia entre la cantidad total que has abonado durante todas las cuotas mensuales y el importe total de lo que cuesta el coche. Todo ello se establece al principio del contrato. También cuentas con la posibilidad de contratar uno con seguro a todo riesgo.
Ventajas
El renting con opción a compra tiene una serie de ventajas asociadas a la comodidad y flexibilidad del cliente. Gracias a este tipo de financiación te despreocuparás de los gastos de mantenimiento y reparación del vehículo, ya que la entidad financiera se encarga de cubrirlos, e incluso cambiártelo por uno nuevo en caso de que no te lo puedan entregar ese mismo día.
Además, no tendrás que afrontar ningún imprevisto, ya que el titular no tiene que afrontar ningún gasto ni ningún riesgo de impago de mantenimiento. A esto se le suma que las cuotas mensuales suelen ser bastante flexibles en cuanto precio, siendo más accesibles. Pero sin duda, la ventaja que más hay que destacar es la opción a compra del coche una vez termina el contrato, ya que puedes elegir la opción de pagar el valor residual y quedártelo, o viceversa. Este tipo de financiación respeta tu decisión final y no te cobrará ninguna cuota por cancelación ni nada parecido, solo tendrás que pagar en el caso de querer comprarlo. Si no lo quieres, simplemente lo devuelves.
Desventajas
Lo malo del renting con opción a compra es que a veces el valor residual puede ser superior al del mercado en ese momento. Además, tienes que asumir la depreciación de su valor, ya que, a pesar de ser mantenido y reparado, sigue perdiendo su valor con respecto al paso del tiempo. Y, aunque pagues las cuotas mensuales, no es de tu propiedad, sino de la entidad financiera que te está prestando ese servicio. Sólo será tuyo una vez abones la tasa final. A pesar de estas desventajas, este tipo de financiación sigue siendo ideal para quienes buscan una solución flexible y con menos preocupaciones durante el uso del vehículo, sumado a la opción de adquirir el coche si están satisfechos con él al final del contrato.
Renting sin opción a compra
El renting sin opción a compra se diferencia del otro por la fase final. Este tipo de financiación establece al principio de contrato que solo podrás utilizarlo lo que dure. No tienes la posibilidad de adquirirlo en caso de que te haya gustado. Por un lado, tienes la ventaja de que no pagas la cuota final ni afrontas la depreciación de su valor a lo largo del tiempo, ya que no es de tu propiedad y la entidad financiera lo mejora a través de su mantenimiento y reparaciones.
Por otro lado, su desventaja es que, en caso de que te haya gustado, no puedes comprarlo ni puedes recuperar todo ese dinero invertido. Dicho de otra manera, es una inversión de la que no recoges ningún beneficio, salvo que cubre el riesgo de desgaste y reparación.
Renting con opción a compra vs leasing
El renting con opción a compra tiene unas cuotas mensuales que no están diseñadas específicamente a su compra final, ya que entran en juego los gastos asociados a su mantenimiento y el servicio de cesión de la entidad financiera. En cambio, el leasing cuenta con unas cuotas fijas que se parecen más a un préstamo, diferenciándose por el precio y cantidad a pagar.
Pero sobre todo la principal diferencia entre ambos es que el renting te cubre los gastos de mantenimiento, reparación y sustitución, mientras que en el leasing tienes que afrontar todos los gastos asociados a su uso y desgaste. Dicho de otra manera, con la primera opción financiera asumes menos riesgos y disfrutas de más servicios incluidos que el leasing. Esta última opción ha ido desapareciendo dentro la oferta de las entidades financieras.
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